Leo en la edición digital del diario económico Expansión que tres de los nueve miembros del consejo de la CMT votaron en contra de que se diera luz verde a Telefónica para la comercialización de servicios sobre la nueva red de fibra óptica que está desplegando sin tener que ofrecer el servicio mayorista a sus competidores.
El regulador, en su decisión final, sólo obligó a la empresa presidida por César Alierta a abrir sus canalizaciones para que los operadores alternativos pudieran tender su propia fibra óptica por ellas.
Los argumentos de los tres vocales para oponerse a la última decisión del regulador, que coinciden con los de Astel (patronal de los operadores alternativos), se basan en que pone el peligro el nivel de competencia futura en el mercado español de banda ancha de alta capacidad afirmando que sólo con la apertura de las canalizaciones de Telefónica no se asegura una competencia adecuada, puesto que Orange, Jazztel o Tele2 tardarán mucho tiempo, hasta dos años, en estar en condiciones de desplegar sus propias redes por esas canalizaciones, tiempo en el que Telefónica adquirirá una ventaja irrecuperable para sus rivales.
Yo creo que la decisión final de la CMT ha sido la adecuada y lo justifico.
Hasta ahora, la competencia de Telefónica se ha dedicado a vender (y revender) sus productos bajo la red del ex monopolio y prácticamente no han invertido nada en redes de nueva generación que tarde o temprano era sabido que acabarían imponiendose ante las limitaciónes del par de cobre.
Los alternativos han tenido tiempo suficiente para tender una nueva red de fibra óptica pero han preferido esperar y ver si podían seguir utilizando las nuevas infraestructuras de Telefónica durante otro montón de años, sin invertir prácticamente nada.
Algunos dicen que Orange, Tele2 o Jazztel no se pueden permitir el despliegue de una red de fibra óptica por lo costosa que es y yo les recuerdo que Orange y Tele2 pertenecen a France Telecom (la Telefónica francesa) y a Vodafone, empresas con mucha capacidad financiera para invertir.
Además, estas operadoras altenativas podían (y todavía pueden) haberse asociado, como ya lo están en Astel, para entre todas, desplegar dicha red de fibra y así maximizar la inversión al no haber duplicidad de líneas.
Telefónica lo tiene claro, si no hay una regulación que le permita tener absoluto control sobre la fibra que esta tendiendo como empresa privada, dejará de tirar cable y de invertir, relegando a España a un nuevo período de oscuridad en cuanto a infraestructuras de telecomunicaciones.
Y esa es la principal arma con la que cuenta Telefónica, sabe que si ella no invierte en fibrá, no invierte nadie y por ello, desde la CMT se ha decidido que quien quiera operar bajo la nueva red, tendrá que invertir en ella.
Como he leído en algún comentario, basta ya de competencia subvencionada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario